domingo, 16 de marzo de 2008

Sobre nada

Cierto desenlace se cuece de una situación que lleva tiempo sucediéndose, lo cual refuerza mi creencia en la sabiduría de los dichos populares. Hace tiempo que alguien me dijo, no recuerdo quien, me parece que era mujer, tampoco me acuerdo donde: "Si te toca, aunque te quites y si no, aunque te pongas", ayer reflexionando sobre la situación mencionada, llegó a mi mente el dicho en cuestión, el cual me dejó mucho más tranquilo. El propósito de este post no lo tengo muy claro, servirá solo para hacer perder el tiempo a quien lo lea. Así que, para que no sea del todo un desperdicio de tiempo, incluyo un pequeño fragmento del libro de "Historias de Cronopios y Famas" de Cortázar, el cuál leí hace apenas unos minutos en una cafetería junto a Plaza de Castilla en la capital española, en mi afán de hacer algo más productivo que estar navegando en internet un domingo a media mañana. Este fragmento fue lo que me impulsó a escribir estas palabras, así que se los dejo:

Historia Verídica

A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caro, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.

Ahora este señor se siente profundamente agradecido y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.


Yo

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